Como les había contado, un día una crisis, me hizo replantearme un montón de cosas.
Toda crisis, trae aparejado un planteo profundo de nuestra vida, me di cuenta que toda la estructura sobre la cual me estaba apoyando, había caído.
Eso me generó molestias, tuvo un costo, pero me brindó la posibilidad de armar una nueva experiencia.
Era el momento de empezar a reconstruir sobre mi mismo, comenzaba un nuevo camino y quería hacerlo con bases sólidas.
Esta elección era el camino de la expansión de la conciencia y un gran salto de fe en el trayecto para lograr la unidad con mi ser interior.
Lo más importante, era que esto, lo sentía por mi mismo, no es solo una teoría, estaba dando vida a mi propia e irrefutable experiencia y desde ese lugar, mis palabras y mis hechos reflejaron ese sentir consciente en todo mi mundo.
Que me generó este momento en mi vida, olas súbitas de emoción, llorar por situaciones o cosas a las que antes ni les prestaba atención, era emoción contenida queriendo salir, soltándose, no las quería reprimir, simplemente me entregué a ello
Me sentía enojado, me sentía triste o inexplicablemente estaba incómodo en mi sentir, luego, en un rato podía sentir una alegría desbordante.
Simplemente no me resistí, le dí la bienvenida a mis emociones y en ese momento, me sentí liviano y en paz.
Esta fue una época muy importante en mi existencia, experimenté un cambio de conciencia y una transformación energética, me sentí uno con toda la humanidad y con la tierra.
Esto ha estado ocurriendo desde hace un tiempo y los efectos los hemos estado sintiendo muchos de nosotros en nuestro cuerpo.
Nos están sucediendo cambios energéticos y de vibración en nuestro ser, nos estamos acelerando en el camino hacía la luz.
Es ahora, que necesitamos darnos cuenta que existe una conexión entre nosotros y todo el universo, debemos dejar de identificarnos con nuestro ego, que nos ha separado de nuestra propia divinidad y no nos deja percibirlo.
continuará.........
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